Sergio Romero

No llevará ni treinta partidos como profesional pero Sergio Romero ya ha llamado la atención del mundo del fútbol con sus buenas intervenciones en la Eredivise, que seguramente le sirvan como trampolín a ligas de mayor impacto mediático a lo mínimo que consiga afianzarse definitiva como portero titular en su club.

Romero es fruto de la cantera de Racing de Avellaneda, la Academia, donde a penas pudo jugar cuatro partidos con el primer equipo albiceleste. Y es que fue las selecciones inferiores argentinas las que el meta fue haciéndose un hueco en las agendas de algunos clubs europeos, logrando el Mundial sub20 de Candá en 2007 (con Agüero y Acosta entre muchos otros) y los Juegos Olímpicos en Pekín el verano siguiente. En ambos combinados consolidado con titular y dejando alguna que otra muestra de su calidad.

Con este escaso pero interesante currículum, el AZ Alkmaar de Van Gaal puso sus ojos en él para continuar su proyecto de alternativa al binomio formado por el PSV y Ajax en el reparto de los títulos.

Si bien todavía no es titular en Holanda (cuenta con la dura competencia de Didulica), cuando ha participado de partida, no se ha notado su falta de continuidad o mala aclimatación al fútbol del Viejo Continente. De hecho, ya suena para las listas de Maradona en la absoluta.

Sergio Romero es un portero de envergadura (1,92 cm) por lo que, a falta de pulir acciones que sólo la experiencia da, se defiende bien por alto, pero seguramente lo que más ha llamado la atención de sus entrenadores a lo largo de su carrera son sus reflejos que le han permitido hacer paradas de esas que levantan al público del asiento para ovacionarle cuando el gol parecía cantado.

También es rápido y acertado en sus salidas, tapando huecos y no temiendo el contacto con el delantero, siendo así, un completo dominador de lo que acontece en el área. 

Como he comentado, su edad advierte de muchas cosas a mejorar, pero tiene virtudes que si se trabajan pueden convertirle en un gran portero en unos años