Con motivo de la finalización de la Copa Confederaciones he querido que la entrada de esta semana del blog sea protagonizada por un jugador que me ha llamado la atención en lo positivo y para lo poco que nos ha ofrecido Brasil en cuanto a vistosidad, André Santos ha sido de lo poco.
Santos, natural de Sao Paulo, se forma en las categorías del Figuerense donde permanece hasta 2007, si bien sus condiciones para el fútbol hacen que el club lo ceda en dos ocasiones a equipos con más opciones. Primero al Flamengo en 2005 donde juega con asiduidad y al Atlético Mineiro en 2006.
Tras el descenso de categoría, el Corinthians, histórico del fútbol brasilero, se fija en él para el rearme de su equipo con vistas a recuperar la categoría y le contrata en 2008 donde continua hasta este mismo mes, cuando se hace efectivo, tras la disputa de la Confederaciones de su pase al Benfica portugués.
Sus buenas actuaciones en Brasil le valen para que Dunga se lo lleve al torneo celebrado en Sudáfrica donde debuta con la canarinha y se da a conocer a todo el mundo con sus buenas actuaciones y siendo integrante del equipo que se lleva el título.
André Santos es un lateral izquierdo típico de la escuela brasileña: extremadamente ofensivo (no descartéis que se acabe convirtiendo en centrocampista) muy veloz, con una técnica para los pases y el regate más que pulida y un terrible disparo. Con el paso del tiempo (ya tiene 26 años) ha ido perfeccionando sus dotes defensivas, si bien, como tantos homólogos suyos, deja su espalda descubierta con frecuencia y tiene que gastar energías en recuperar la posición. Sus acciones defensivas no le hacen destacar por encima del equipo, pero sí le convierten en un duro marcador.